Cuando inicié mi camino en el mundo del marketing, lo hice bajo el seudónimo de Kotler, en honor a Philip Kotler, una de las mentes más brillantes del marketing moderno. Fue una forma de rendir tributo a los principios fundamentales de esta disciplina, absorbiendo sus enseñanzas para aplicarlas con estrategia y visión. Con el tiempo, la identidad evolucionó a MK PRO, un nombre que encapsulaba la idea de un marketing profesional, estructurado y orientado a resultados. Pero como todo en la vida y en los negocios, las marcas no son estáticas; son organismos vivos que deben transformarse para seguir siendo relevantes y fieles a su propósito.
Hoy, me llena de orgullo anunciar una nueva evolución en nuestra identidad corporativa. Un cambio que no es solo estético, sino una reafirmación de nuestra visión y de la madurez que hemos alcanzado como equipo y como empresa.
Las marcas son entidades evolutivas
Una marca no es solo un logo, un nombre o una paleta de colores. Es la expresión de un propósito, una personalidad y un conjunto de valores que deben resonar con su audiencia en cada etapa de su crecimiento. Creer que una marca puede permanecer intacta a lo largo del tiempo es desconocer la naturaleza cambiante del mercado y las expectativas del consumidor.
Las empresas que perduran son aquellas que se atreven a evolucionar sin perder su esencia. No se trata de cambiar por moda o por capricho, sino de hacer una lectura inteligente del contexto, de las oportunidades y del camino recorrido. Así como las personas crecen, aprenden y se reinventan, las marcas deben hacer lo mismo.
En nuestro caso, esta evolución responde a una madurez alcanzada tras años de experiencia, pruebas, errores y aprendizajes. Representa la consolidación de una identidad más fuerte, más alineada con la visión que tenemos a futuro.
El poder del equipo en la transformación
Nada de esto sería posible sin el talento, la dedicación y el compromiso del equipo que me acompaña. Una marca puede tener una visión clara, pero su ejecución depende de las personas que trabajan día a día para materializarla. La evolución de nuestra identidad no es solo un cambio visual; es el reflejo del esfuerzo conjunto de mentes creativas, estrategas y visionarios que han sabido capturar la esencia de lo que queremos proyectar.
Por eso, quiero darles una enhorabuena sincera. Este logro es de todos, es el resultado de noches de trabajo, debates sobre colores, formas y mensajes, de largas conversaciones sobre lo que queremos transmitir y cómo queremos que nos perciban. Han demostrado que el marketing no es solo vender, sino contar una historia que evoluciona con el tiempo.
Mirando hacia el futuro
Con esta nueva identidad, reafirmamos nuestro compromiso con la excelencia, la innovación y la autenticidad. Nos posicionamos con más fuerza para enfrentar los desafíos del futuro, con la confianza de que estamos construyendo algo grande.
Hoy cerramos un capítulo y abrimos otro con más claridad y propósito. La evolución no es un destino, sino un proceso constante. Y este es solo el principio.
Gracias a todos los que han sido parte de este viaje. ¡Sigamos construyendo juntos!