Hace dos años y medio que empecé las prácticas del máster en mkpro y nunca imaginé que, dentro de estas paredes, encontraría mucho más que un simple lugar de trabajo. Lo que comenzó como una oportunidad profesional se ha convertido en una de las experiencias más enriquecedoras de mi vida, tanto personal como profesionalmente. Hoy, quiero compartir con todos vosotros lo que hace especial a esta agencia de marketing en Zaragoza: su gente.
En mkpro no solo se construyó una agencia, sino una pequeña gran familia donde cada persona aporta un valor único. El secreto de nuestro éxito no reside únicamente en la calidad de nuestro trabajo, sino en la química especial que existe entre todos los miembros del equipo.
Tengo la suerte de trabajar con gente que ha cambiado mi manera de entender el trabajo en equipo. Con Alaitz, por ejemplo, he desarrollado una conexión casi telepática que va más allá de lo profesional. Entre nosotras sobran las palabras; trabajamos codo con codo en perfecta sincronía, entendiendo nuestras necesidades sin necesidad de expresarlas. Esta sintonía no solo automatiza nuestra manera de trabajar, sino que hace que cada día sea más llevadero.
Laura es ese pilar fundamental que todo equipo necesita. Cuando los proyectos se acumulan, siempre encuentra la manera de organizar y priorizar el trabajo de forma eficiente. Su profesionalidad y buen criterio han sido claves en numerosas ocasiones para sacar adelante proyectos complejos.
La llegada de Isabel, con su característico salero andaluz, ha revolucionado nuestra forma de trabajar y de relacionarnos. Su chispa y gracia natural ha cambiado nuestra dinámica de equipo, recordándonos que el trabajo también puede (y debe) ser divertido. Su forma de ser nos ha enseñado que la autenticidad es un valor fundamental en el entorno laboral, y que mantener nuestra esencia personal enriquece el ambiente de trabajo.
Sara, nuestra reciente incorporación en prácticas, me recuerda a mi cuando empecé en mkpro. Su entusiasmo por aprender es un recordatorio constante de lo importante que es mantener viva la ilusión por crecer y mejorar.
Pero nada de esto funcionaría sin el complemento perfecto que equilibra y potencia las cualidades del equipo. Francesc, con su capacidad autodidacta y su constante evolución son una fuente de inspiración para todos nosotros. Siempre está dispuesto a dedicar tiempo a enseñarnos cualquier nueva herramienta o técnica que haya aprendido.
Alejandro, la primera persona que conocí en mkpro, posee ese don especial para transmitir calma y confianza que resulta fundamental en nuestro día a día. Su mente creativa nos empuja constantemente a conocer nuevas posibilidades y a atrevernos con ideas innovadoras. Pero más allá de su creatividad, es su capacidad para generar un ambiente de confianza lo que hace que cada miembro del equipo se sienta valorado y escuchado.
Lo que hace única a mkpro es precisamente esta combinación de personalidades y talentos que se complementan a la perfección. Aquí, el lema «todos para uno y uno para todos» no es una frase hecha, sino nuestra realidad diaria. El buen ambiente que respiramos no es casualidad, sino el resultado de un esfuerzo consciente por valorar y potenciar lo mejor de cada persona.
Después de dos años y medio, puedo decir que mkpro me ha enseñado que el verdadero éxito profesional no solo se mide en objetivos cumplidos o proyectos entregados, sino en la calidad de las relaciones que construimos por el camino. Porque cuando el equipo funciona como una familia, los retos se superan mejor, las victorias saben más dulces, y cada día es una oportunidad para aprender y crecer juntos.
La realidad es que pasar X horas diarias trabajando con personas con las que conectas no solo hace que el tiempo vuele, sino que mejora significativamente la calidad y eficiencia de nuestro trabajo. Cuando existe una conexión genuina con el equipo, la comunicación fluye naturalmente, los problemas se resuelven más rápidamente y la creatividad se multiplica. No hay miedo a proponer ideas locas, a pedir ayuda cuando la necesitas o a celebrar los éxitos ajenos como propios. Este ambiente de confianza y apoyo mutuo no solo beneficia nuestra salud mental y bienestar emocional, sino que se traduce directamente en mejores resultados para nuestros clientes. Porque cuando trabajas con personas que te entienden y te complementan, el trabajo deja de ser una obligación y se convierte en una oportunidad para crecer.
Marta Gutiérrez